cine móvil presenta
operación peter pan, de ausencia en ausencia
15 edición de la bienal de la habana
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2024
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Curaduria jorge villacorta
La Operación Peter Pan -o Pedro Pan como también la llaman historiadores y especialistas en ciencias sociales-, fue el resultado de un psicosocial muy bien enfocado y dirigido, que en 1961 provocó la decisón de los padres de alrededor de 14,000 niños y niñas cubanos, entre las edades de 3 y 17 años, de enviar a sus hijos e hijas, no acompañados, en vuelos regulares a los Estados Unidos, para no perder la patria potestad bajo el regimen del Comandante Fidel Castro que había decantado en comunista.
Detrás del psicosocial que atizó el miedo profundo al comunismo en las clases alta y media de la sociedad cubana, estuvo la Agencia Central de Inteligencia del país del norte, más conocida como CIA, la cual contó con la colaboración de un sector de la Iglesia Católica estadounidense, (aquí es clave la figura de Monseñor Bryan O. Walsh, padre de la Operación, en la práctica), que facilitó el otorgamiento de visas especiales para que un número tan alto de inmigrantes infantiles y adolescentes entrara sin problema a los EE.UU.; esto ocurrió gracias a conexiones con miembros de congregaciones religiosas en Cuba que en la isla asumieron la misión de convencer a padres y madres de mandar a sus hijos e hijas a EE.UU., adonde también viajarían ellos después. Por extraño que pueda parecer ahora, los líderes de la Revolución Cubana no se percataron de estas salidas de niños y niñas; tal vez porque no fueron masivas sino en grupos relativamente pequeños. Para 1962 ya los vuelos habían cesado por completo. Muchas familias quedaron separadas para siempre y se gestionó la adopción de niños y niñas cubanas por familias estadounidenses. Recién se reiniciaron los vuelos entre Cuba y EE.UU., por breve lapso, en 1965 para transportar a cubanos y cubanas como refugiados a los Estados Unidos.
La obra de videoarte -o imagen en movimiento, si se prefiere-, titulada “Operación Peter Pan – de ausencia en ausencia”, de Sonia Cunliffe, está fuertemente basada en una edición que entreteje extraxtos muy breves de la película documental sobre la Operación titulado “La manzana perdida”, dirigida por Cliff Solway y producida por David Susskind, que fue claramente un vehículo de propaganda en su época, y el famoso largometraje de animación “Peter Pan” (1953), de los Estudios Walt Disney. De la animación, la artista toma la exaltación de un mundo en el que los niños descubren su libertad por fuera de los confines de la rígida educación eduardiana, y esto los lleva a descubrir lo que es volar por los aires de la mano de Peter Pan, personaje eternamente juvenil (el recordatorio de que, una vez perdida, la niñez no puede ser recobrada). “La manzana perdida”, de otra parte, le ofrece la filmación en blanco y negro de la extraña y súbita experiencia de un niño cubano que se ve completamente solo en un campo de acogida para niños y niñas “Peter Pan”, en La Florida.
Con la mira puesta en cortar el consumo pasivo por parte de los espectadores, Cunliffe contrapone ambas fuentes para señalar no solo la brecha insalvable entre la fantasía de libertad del dibujo animado y la realidad dura y triste que significa adaptarse a un nuevo entorno que no es el hogar que se tuvo hasta ayer, sino que también explora la distorsión del ritmo y el sonido de la imagen en movimiento para incrustar la noción de que lo que se instaló en innumerables vidas, fue un trauma en la biosicología de individuos en etapas cruciales de formación de la persona. No es, pues, solo un logro consistente en el entretejido combinatorio de materiales, originalmente fílmicos, por un tratamiento mediante herramienfas digitales, sino en la videografía como revelación de un corte drástico, que genera ausencias -o lagunas-, en el hilo afectivo e íntimo que une a la consciencia de cada persona con la constelación de recuerdos que son su vida.
El público experimentará la alteración rítmica que va in crescendo, por efecto de la interrupción insistente, netamente percusiva y radicalmente disruptiva de los parámetros narrativos de corte sentimental que están al origen de ambas fuentes. En la corta duración de su obra, Sonia Cunliffe alcanza dimensión crítica en su comentario visual de esta inverosímil migración no consentida de cerca de 14,000 personas, que hizo del país de la niñez, una ausencia insondable.
Jorge Villacorta Chávez, octubre de 2023
cine móvil
Peter Pan a propósito del cine móvil en Cuba
En 1961, mientras la Operación Peter Pan desangraba a la nación cubana en su infancia y sus familias, mientras el país acababa de librar la invasión de Bahía de Cochinos, la naciente Revolución- como contracorriente de su destino- se proponía lo que hoy pueden llamarse grandes epopeyas fundacionales: la Campaña de Alfabetización y la Cruzada Cultural.
Ya en 1959 se había fundado el Instituto Cubano de Arte e industria Cinematográficos (ICAIC). Un año después se constituye la Cinemateca de Cuba dirigida por Héctor García Mesa y a propuesta de él, a finales de 1961 se crea el primer camión de Cine Móvil, que empezó a funcionar en la antigua provincia de La Habana.
Para sorpresa de todos, resultó un verdadero éxito y creció la demanda para otras regiones del país. Entonces, en marzo de 1962, se constituye el Departamento de Divulgación Cinematográfica del ICAIC y cuarenta jóvenes de las antiguas seis provincias cubanas son entrenados en aprender a conducir el camión, operar los equipos de proyección y sus aditamentos; además de prepararse para llevar el cine a las escuelas, comunidades, campamentos y lugares aislados.
sí el cine móvil se convirtió en una extraordinaria experiencia socio-comunicacional que funcionó durante más de 20 años. Lamentablemente para 1988 se reciben las últimas copias de películas en ese formato, y para 1991, ya en el llamado Período Especial, desaparece el cine móvil por restricciones de combustible para los transportes encargados de su gestión.
La provincia cubana de Camagüey atesora el último camión de cine móvil de la isla. Su proyeccionista y chofer, Alberto Cedeño, comenzó en esa labor cuando tenía 22 años y para
siempre. En ese camión están conservados, por el propio Cedeño, los sueños de un tiempo y una utopía. Y cuando Sonia Cunliffe lo descubre, comienza un intercambio de afectos, asombros y certezas, que dieron forma definitiva a esta obra.
De ahí que el proyecto de la artista peruana Sonia Cunliffe Operación Peter Peter: de ausencia en ausencia, pensado desde el horizonte del cine móvil cubano, expresa la voluntad de componer redes afectivas entre los creadores y los públicos-audiencias, para construir proyectos colaborativos “más allá de los límites de sus respectivas disciplinas”, y desarrollar “acciones que permitan mediar entre todos los estratos y facetas de la sociedad y la cultura.” Se plantea un Peter Pan itinerante (también a modo de remake simbólico del suceso y de la leyenda del animado) para repensar el relato histórico desde la vivencia presente y la memoria creativa.
La artista, video y “proyector” en el viejo camión de cine móvil camagüeyano que viaja a La Habana -cual cine móvil- lleva su pantalla por distintos escenarios de la ciudad, genera reciprocidades y ofrece el material audiovisual para que sea copiado, intervenido y socializado en las pantallas múltiples de las audiencias conque tenga contacto.
La obra es una afrenta a lo imposible. En ello Sonia Cunliffe es Maestra con mayúsculas porque aquel viejo chofer del pueblito camagüeyano de Lugareño, que sigue vivo y cuidó su camión la vida entera, fue encontrado por la artista y le permitió la inmersión en un “pequeño acontecimiento” de los 60 en Cuba. Y Cunliffe, como hace con cada tramo de memoria que asalta, lo convierte en viaje por las venas de la isla.
Apela, Impulsa… Redescubre a las audiencias cubanas desde su legado de cine móvil y movilización social, y cuenta con forjar- de conjunto- lógicas de ecología tecnológica inversa en el tiempo multipantallas: o sea, sostenibilidad socio cultural y emocional para el siglo XXI.
Maribel Acosta Damas
La Habana, noviembre de 2024, 15 Bienal de La Habana
Archivo fotográfico
cine móvil
el lugareño, Camagüey
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Cine móvil presenta
Operación Peter Pan, de ausencia en ausencia
Sonia Cunliffe
15 Bienal de la Habana
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